viernes, 21 de mayo de 2010

MIRA EL TRAILER

DIJO LA CRITICA

Nueve
Una obra inquietante, la cual podría en buenas manos trascender tranquilamente al cine, contiene climas que toman un camino sin retorno hacia lo prohibido, lo ritual, lo demencial. Lisandro Colaberardino creó una obra que, si es bien entendida, pasaría con el tiempo a ser de culto, pero eso no depende del director y del elenco, sólo del público.




photos by charly borja 2010

La opinión de charly borja – mayo 2010

Toda una “rara Abis” en el ambiente off Corrientes constituye la puesta en escena de esta extraña obra teatral.

Con aires cinematográficos, excelente iluminación y dirección de actores, la obra escrita y dirigida por el talentoso Lisandro Colaberardino impone un ritmo que in crescendo en cada minuto transcurrido hasta llegar a un final denomíaco y asfixiante.

Los climas están muy bien fijados por su director y ambientados por una banda de sonidos que sugieren “lo extraño, todo aquello que no tiene lógica comprensión”.

Una historia simple que comienza con tono jovial en la vida de una joven pareja, va tornándose en noche cerrada con nubes muy negras sobre sus relaciones, por momentos la historia refiere a esa genial película que realizara Roman Polanski llamada “El bebé de Rosemary” en donde los personajes buenotes en principio se torna en personajes de muy oscuros perfiles hacia el final de la historia. Aquí pasa algo similar, tal es así que el final es cruento, deja librado muchas cosas al espectador, pero lo que sí se está seguro de que esas cosas son situaciones “non santas” cercanas a rituales profanos amigos de lo demoníaco.

Recomendable, muy buena puesta en escena, con comprometidas actuaciones de dos jóvenes actores que más que una promesa son una realidad, Rocío Rodríguez Presedo como Ema y Sebastián Duarte como César César, para todo aquel seguidor del suspenso y del terror no saldrá defraudado por esta propuesta de Lisandro Colaberardino, un autor-director a tomar muy en cuenta de aquí al futuro.

Sandra Rennis, Sebastián Duarte, Juan Barberini y Rocío Rodríguez Presedo.

Charly Borja - Creativos sin cabeza



"Nueve," un espectáculo de terror en La Tertulia de Buenos Aires

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Ema agarra su panza encinta con sus manos y grita desaforadamente, abriendo sus fauces como si fueran la puerta de su alma aterrorizada. Es un grito desgarrador, orgánico, onírico y visceral. Algunos de los espectadores del espectáculo “Nueve” se estremecen en sus butacas. Adrián, el esposo de Ema, se desespera. No sabe qué hacer. El grito se repite varias veces, cada vez más angustiado.

El clima en la sala del teatro “La Tertulia” produce por momentos escalofríos genuinos. Algunos espectadores seguramente verán en “Nueve” alguna semejanza a “El Bebé de Rosearía,” de Polanski. Pero aquí la historia es un poco más oscura, navegando desde las aguas plácidas de la felicidad matrimonial hacia la turbulencia de zonas más tenebrosas, como en las películas de terror.

La pareja de recién casados, Ema y Adrián, se mudan felices a su nuevo departamento, en el piso nueve, investigan el espacio, planifican su vida doméstica, pero en algún punto algo comienza a fallar, pues el deseo de uno es distinto del otro…a los nueve meses Ema lamenta haber nacido, entra la histeria en escena. El miedo se apodera de todos y pronto la zona entre realidad y fantasía parece cada vez más borrosa. Además del terror que nace en la panza de Ema, aparecen sonidos inexplicables, que conducen a una zona de horror ciego.

La música no siempre logra su misión, pues en nuestra opinión el silencio es un arma más eficaz para un espectáculo de este tipo. Si bien la tensión va creciendo, atrapando en su confuso entorno al espectador, la primera escena parece delatar demasiado lo que vendrá después.

De todos modos el espectáculo atrapa y logra bien su misión de investigar la confusión humana ante una situación terrorífica. Los gritos de Ema son muy bien logrados, exigiendo una técnica vocal muy refinada.

Buenos Aires Jaque Press



jueves, 6 de mayo de 2010

DIJO LA CRITICA


NUEVE
tensa espera



Se apagan las luces, sólo se puede percibir el tenue resplandor proveniente de una ventana, y ya este panorama se torna escalofriante. Así comienza Nueve, la obra de Lisandro Colaberardino, en las penumbras de la sala con una música que pone a uno nervioso, anhelando lo que va a venir.
Fuertes golpes en la puerta, crujido de madera. Se abre este pequeño departamento, se enciende una luz verde que deformaba la escena, y entran. Allí, Ema (Rocío Rodríguez Presedo) y Adrián (Juan Barberini) depositan sus anhelos, sus sueños, los proyectos de los recién casados, pero ¿qué pasa cuando lo soñado, gradualmente se torna en una pesadilla?
Es el caso de Ema, una joven de barrio, se enamora y se casa con Adrián, profesor de Antropología. Todo comienza a desvirtuarse cuando se mudan, donde parecía albergarse la felicidad no hay más que sorpresas.
Son víctimas de la exagerada hospitalidad de su vecina Mirna (Sandra Rennis), de extraños sonidos de noche, de dos personalidades fuertes que chocan. Todo parece cambiar para bien cuando Ema queda embarazada. Sin embargo, él se pasa el día afuera, trabajando, y ella queda en compañía de esta misteriosa vecina, y Cesar (Sebastián Duarte), su hijo discapacitado. Ellos ayudarán a calmar las alucinaciones que comienzan a atormentar a Ema, o bien las agravarían.
La música impacienta, las luces alteran. Colaberardino logra una bipolaridad en los estados de ánimo de los personajes. El misterio obliga a seguir de principio a fin el espectáculo, se juega mucho con el fuera de campo, y esa curiosidad de qué es lo que pasa atrás de esa ventana, atrás de esa pared. Las situaciones son un claro guiño de El bebé de Rosemary de Roman Polánski (1968), nominado al Oscar.
Una acertada performance de los actores sostiene la trama y el clima de tensión. Impresiona la interpretación de Cesar, en manos de Sebastián Duarte.
Culminando con un final inesperado y fuerte, uno sale de la obra en estado de shock, y se pregunta: ¿qué habrá más allá de los gritos, y de esa ventana a contraluz? Habrá que fijarse detrás de la puerta 9.

Verónica Belén Caminos (1)

www.criticateatral.com.ar
http://criticateatral.com.ar/index.php?ver=ver_critica.php&ids=1&idn=2328

jueves, 29 de abril de 2010


Reseñas
por Lucho Bordegaray.

Nueve

El terror y el suspenso, así como tienen su caldo de cultivo en el cine, son muy resistentes a desarrollarse en el teatro. Pero cuando logran vivir en un escenario se transforman –como todo lo excepcional– en un hecho disfrutable. Así sucede con Nueve, escrita y dirigida por Lisandro Colaberardino, quien además supo potenciar los efectos inquietantes de aquellos géneros contrastándolos con un clima de humor absurdo que está siempre al acecho y redunda en un buen ritmo.
Un novel matrimonio llega a su nuevo departamento. La vida les sonríe, y al poco tiempo ella se embaraza pero también comienza a notar cosas extrañas. O tal vez las imagina, como argumenta su esposo para tranquilizarla. Sí: en la trama hay claras y tempranas evidencias que la asocian con El bebé de Rosemary, aunque aquí no estamos en un piso frente al Central Park sino en algún barrio de Buenos Aires, y el diabólico vecindario se reduce a una señora y su hijito.
El vestuario, de Robinson Oberti, nos instala a mediados del siglo XX, pero algunos objetos nos devuelven a los recientes años, lo que parece resultar en un futurismo retro con toques glamorosos. Las buenas –y muchas veces al límite– actuaciones de Juan Barberini, Rocío Rodríguez Presedo, Sandra Rennis y Sebastián Duar-te completan las virtudes de esta propuesta.

La Tertulia. Gallo 826. Vie. 21 hs.

www.revistallegas.com.ar
http://revistallegas.com.ar/abril10/notateatro3.html

Nueve, De Lisandro Colaberardino

por Nico Pose

No hay muchas obras de terror en la cartelera actual. Es difícil decir que las obras de terror abunden, por lo general solemos encontrar más obras dramáticas y los subgéneros que se desprenden de ellas. Nueve es una buena noticia para los amantes del género, porque sin sangre y con mucho suspenso genera escalofríos. La historia es sencilla: recién casados Ema y Adrián se mudan a un piso para comenzar su vida matrimonial. Ambos están felices y todo parece marchar bien, hasta que una vecina-que tiene un hijo discapacitado-se entromete en la vida de la pareja. La casa comenzará a emitir ruidos extraños, y la vecina tratará de calmar a la chica que se queda sola mientras su novio trabaja. Una mala energía hará que la pareja comience a decaer cuando la chica está embarazada y empieza con toda clase de paranoias, desde las pastillas que le recomienda su vecina hasta los médicos que la atienden durante el embarazo.

Ambientada en los años 60, la obra homenajea explícitamente al El Bebé de Rosemary de Polanski, y para quiénes hayan visto el film, no se llevarán grandes sorpresas con respecto a la historia de la obra. Sin embargo, la música merece una mención aparte, porque es la que provee todo el efecto de nerviosismo y tensión, desde que la obra comienza hasta que termina. Se puede decir que la musicalización es excelente, y además, Nueve, se mueve como un film, ya que está organizada en base a pequeñas escenas, y su ritmo narrativo es más el de las películas que el de las obras de teatro. Es por esto que la obra trabaja con los guiños clásicos del cine de de terror.

Nueve sin tener una historia original, experimenta más con los efectos que puede producirle al espectador que con los matices del género de suspenso y de terror. Con actuaciones sobrias, una gran fotografía-hay que remarcarlo-, y una adecuada escenografía, junto a los excelentes efectos de sonido, la obra transcurre con el suspenso necesario para generar alteraciones sorpresivas- gritos, extraños ruidos, caras con sonrisas endemoniadas, paranoias violentas y escenas típicas del género -en su densa marcha.

www.revistasiamesa.com.ar
http://www.revistasiamesa.com.ar/2010/04/nueve-de-lisandro-colaberardino.html

Nueve, el lugar de una pesadilla

Por: Sandra Gallego (colaboradora)
sandrina.criticunder@ymail.com

Calificación: ★★★

Con olor a viejo comienza la historia. Ema y Adrián, una joven pareja de recién casados con la ilusión-real de la casa, el trabajo ideal y subsistencia holgada llevan tras el deseo sin escrúpulos, el hecho de todos sus anhelos. Adrián esconde el secreto de su éxito, Ema quien conlleva un alo de maldad ignora cuanto más dañina puede ser la actitud de su esposo en pos de una vida digna. Ambos se ven invadidos en su nueva casa por Mirna la reciente vecina y su hijo Cesar (discapacitado), a quien solo se muestra como la decadencia de la forma y un objeto para el cinismo de los personajes (patético, misión cumplida) los que corrompen la cotidianeidad del matrimonio. La búsqueda del embarazo y entrega del hijo, como finalidad de un pacto demoníaco que subyace en el vínculo entre Adrián y Mirna, se encuentra conflictuado con el descubrimiento y en tanto negación de Ema en entregar a su pequeño a las intenciones malignas por la que estos la requieren. La subrealidad está sujeta a sonidos (o música original de la puesta) e iluminación que crean espacios esporádicos en diferentes ambientes de la casa y por supuesto las actuaciones muy bien contenidas en estratos emocionales límites de la historia. La estenografía, vestuario y música se ven embebidas en las deposiciones temporales que estos representan por la contrapuesta entre la decoración chick, una notebook y charleston (música, con pequeña demostración de baile). La obra sostiene una idea alegórica del best seller "El bebe de Ros Mary" que sortea una suerte de versión en "9", el lugar de la pesadilla.

Funciones: Viernes - 21:00 hs

www.criticunder.blogspot.com
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